Opinión | Paz y democracia con memoria: Eduardo Verano de la Rosa
Barranquilla, ciudad alejandrina por excelencia, la que con su espíritu le ha abierto camino a la cultura universal, la ha asimilado y enriquecido, cuna de Julio Enrique Blanco y de Luis Eduardo Nieto Arteta, que es lo mismo que afirmar que es uno de los nichos de la filosofía moderna en Colombia y sitio de libres, en el que la literatura se destaca con la revista Voces y el Grupo de Barranquilla que integraba Gabriel García Márquez, Álvaro Cepeda Samudio, Alfonso Fuenmayor, Meira Delmar y otros, en su centro de educación superior oficial: la Universidad del Atlántico y se reafirma en la Plaza de la Paz donde se realizará el XIX Congreso de la Asociación Colombiana de Filosofía del Derecho y Filosofía Social “Asofides” entre el 22 y 24 de mayo próximo.
En este Congreso se le rendirá homenaje a un filósofo barranquillero nacido en Magangué, y es que el barranquillero nace en cualquier ciudad hermana. Barranquilla es así porque tiene espíritu universal y humanista, que cobija a toda persona que busca protección bajo su sombra.
Su nombre es Rafael Osorio Peña, filósofo consagrado a la reflexión sobre el derecho, lo social y lo político, y desde el aula de clases y por fuera de esta dialoga sobre todo lo divino y lo humano con todo el mundo y en su mundo: la palabra.
Todo está en la palabra. El Congreso tiene un tema central de reflexión: dialogar sobre democracia, memoria y territorio, pero no es el único asunto que se abordará. La democracia —la de la antigüedad, la moderna y la contemporánea— será tocada en sus raíces y en sus valores como guía del gobierno de las leyes y, en consecuencia, de la razón y no de la fuerza; del gobierno del consenso y del pluralismo y del respeto de sus reglas de juego: las formales y las sustanciales y en las que se manejan las diferencias en paz y se garantiza la igualdad. La democracia, la directa y la representativa, y del Estado de derecho en sus distintas formas.
También se reflexionará sobre la memoria, esa categoría de la hermenéutica filosófica en la que se le encuentra sentido a la cultura. El genero humano vive en la memoria y conserva allí todo lo digno de ser protegido.
La cultura es memoria viva, la memoria es un tesoro en el que el género humano tiene atesorada toda su riqueza espiritual y moral. Lo que merece ser conservado se guarda en la memoria y esta es la guía que orienta al hombre en su largo recorrido en el universo.
Lo que no sirve para dignificar al ser humano se envía al depósito del olvido. Hacer memoria es hacer vida. Borrar lo que produce dolor y pena es una regla de la memoria, para vivir en paz hay que saber que se guarda, que se perdona y que se deja.
Otro tema materia de diálogo es el territorio como espacio de la política y la convivencia con otros sujetos de derechos y obligaciones como yo. Es el lugar en que se construyen la democracia y la memoria y en el que se crean los estados y los gobiernos y se organiza el poder político y se gobierna. El territorio tiene que ser defendido como el sitio en el que todos tenemos derechos a vivir y convivir en dignidad.
Los invito a que asistan a este Congreso. Mi gobierno lo avala como un gran evento cultural y se pone a su servicio. Intervendré como expositor con el tema “Autonomía territorial, democracia y Estado de derecho”.
La región Caribe es territorio de la democracia, la memoria y la paz.